Desde hace un tiempo, estamos observando como la situación de la educación, y más específicamente de la enseñanza universitaria empeora sin que nadie haga nada por impedirlo (o esto es minoritario). Este año se recortaron 44 millones de euros en la universidad, además de que se han destinado 16 millones de euros menos a las becas Erasmus y se deniegan algunas becas MECD a pesar de que cumplan los requisitos que se piden, que también se han vuelto más exigente.
Disminuyen los medios disponibles para la docencia y la investigación y se aplican medidas que empeoran la calidad de la educación, la privatizan y la convierten en un privilegio. La universidad se ha vuelto competitiva y los estudiantes, docentes y conocimientos son parte del mercado. Interesa producir con el menor gasto posible y lo que interesa es generar mano de obra y conocimiento con rapidez y sin que suponga una gran inversión. No se quiere invertir en la educación, y esto lo que provoca es que muchos jóvenes queden excluidos de esta (no interesa que estudien los que no pueden pagarlo), se presione a docentes que no pueden desempeñar su actividad con eficacia y, sobre todo, se genera una gran competitividad.
La competitividad entre los estudiantes se traduce en una gran presión por obtener los máximos resultados y no se puede fallar porque podría significar quedarte sin beca y sin estudios. En general, aprobar es lo único que importa (poder satisfacer al sistema) y nos olvidamos de lo más importante, el conocimiento y el aprendizaje, disfrutar nuestros estudios y de la decisión que hemos tomado, actuar con libertad.
Y los docentes e investigadores también están sometidos a una gran presión, se ven obligados a realizar el máximo número de publicaciones (la calidad de las investigaciones se convierte en algo secundario), a la vez que deben desempeñar su docencia cada vez con grupos más numerosos, durante más horas y con menos recursos.
La universidad se convierte en parte del mercado, como una empresa más, y ante los ataques que sufre nuestra educación, lo que hacemos la mayoría es presentarnos sumisos. Tal vez algunos se quejan durante un tiempo en su casa, pero nadie hace nada por defender el derecho del que disponemos y aceptamos lo que nos imponen, asumimos cada ataque y colaboramos con su implantación.
Ante todo esto, algunos hemos tomado la decisión de no aguantar ningún ataque más, y de esta decisión surgió este blog. Somos estudiantes de primero de psicología de la Universidad de Sevilla y junto con uno de nuestros profesores vamos a realizar una serie de acciones para mostrar nuestra disconformidad con el sistema universitario que se está implantando y no colaborar con él.
Somos conscientes de que las decisiones que tomemos pueden perjudicarnos a corto plazo, pero tenemos una visión más amplia, estamos luchando por nuestro futuro y consideramos que esto tendrá consecuencias positivas para nosotros. No podemos perder la educación sin hacer nada.
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